Crónica de un sufragio anunciado

Punto y aparte. Se cerraron ayer las justas, las cuales pensé que terriblemente se iban a prolongar por un par de meses más (estoy harto de un campaña mezquina y de razonamientos absurdos de la mayoría del electorado, en todos los bandos). Se definió nueva presidente, habemus líder (aunque algunos deben andar buscando una nueva palabra de género femenino para destacar el sexo de la presidente) a pesar que muchos ya se proclaman renegados al liderazgo, a la que no es "su presidente", a la marioneta, la "Laurarias" de temible rostro, cuya figura asemeja más a la de un conocido futbolista nacional, casi que también a la misma Medusa. Cumplí con mi deber; voté. En lo concerniente al sufragio, mi faena estará en suspensión hasta una nueva convocatoria dentro de cuatro años. En cuanto a mi deber cívico, ese es atemporal y creo que lo profesaré todos los días.

Divagación. Honestamente, esto está lejos de haber terminado. (Si ya revivió el TLC, este Frankenstein seguirá vivo por mucho tiempo).

Paréntesis. Sí, creo que el pueblo no está educado para una democracia. Es un mal del sistema el cual critiqué ampliamente. Creo que no es, sin embargo, inherente a nuestra construcción social de estado nación. No. En muchos lugares la población es fácilmente manipulable, poco estudiosa acerca de sus candidatos y opciones y por supuesto, susceptible a banalidades y superficialidades. En realidad no es de extrañar, es una aplicación odiosa de la Ley de los Grandes Números. ¿Cabe afirmar a todo esto, que la mayoría de los votantes sapientes estaban inclinados por Fulanito o por Sutanita? Lo veo difícil y explico ahora por qué.

Paráfrasis. Los distintos tintes políticos idealmente le dan vida a la democracia. ¿De qué serviría un país donde todo es verde-perico, rojo-mariachi, amarillo-PAC o rojo-libertario? La pluralidad, en el entendido de un marco de de respeto y consecuencialismo político, es altamente enriquecedora no solo para el proceso democrático y de debate en sí, sino para la edificación de un aparato estatal más robusto y construido con ideas múltiples a lo largo de un continuo de tiempo. Nuestras diferencias de criterio sobre "lo mejor" están respaldadas por el método científico, que a larga, no es más que Lucem Aspicio, basado en observación, experimentación, especulación , refutación y validación por medio del peer review.

Punto y coma. Esa misma pluralidad, y la misma naturaleza de las ideologías políticas nos llevan, tautológicamente, a un absoluto: no hay nada con valor de verdad de "1" escrito. Todos los sistemas ideológicos son una teoría, una hipótesis en algunos casos, de cómo hacer las cosas para alcanzar un fin último: el bien social del mayor número de individuos, idílicamente, como lo es el fin de cualquier sistema de organización social. Siendo el propósito el mismo, pero los medios distintos, ¿el fin justifica los medios? Respondo con un maquiavélico no, pero el fin último es el horizonte común a todos los medios.

Exclamación. Apropiarse de la verdad absoluta en medio de teorías científicas no es solo un pecado, es una blasfemia. No podemos decir que el PLN es intrínsecamente malo por ser centroderechista (neoliberal, para muchos, pero muchos estarían de acuerdo en que Arias es un comunista empedernido comparado con Barack Obama) ni que la gente que lo sigue es ciega y torpe. Por el otro lado, no podemos afirmar que la gente del PAC son malos o diabólicos por ser centroizquierdistas (comunistas, dirían otros, pero lejos de serlo, pues Ottón es una déspota neoliberal comparado con Chávez). Análogamente para los demás.

Afirmación. Ha surgido un sentimiento, principalmente en la juventud, que estar con el PAC es "cool" y todos los demás jóvenes somos un aterro de marionetas, cabezas huecas, y seres poco racionales. Ese irrespeto político, creo que nace de la misma ideología imperante: el que no piense como yo está equivocado, es idiota, es innecesario.

Paréntesis. ¿Cuántos de los muchos que conozco, que odian a Arias y su TLC, tiene hoy trabajo en una compañía transnacional en una zona franca? A muchos se les olvidó que por más abominable y peluda, hay una mano que les da de comer. Sí… aborrezco las corporaciones y ciertamente no veo ESTO como un modelo de desarrollo a largo plazo, eso no significa que tengamos que expulsar a todas las compañías de la noche a la mañana, en un país dónde su riqueza económica proviene principalmente de la inversión extranjera. Necesitamos avanzar en la cadena de valor… momento, esto es otra cosa. Yo lo único que pido es que cada quién sea consecuente con lo que dice, que viva la ideología y no se convierta en un iTrosko con iPod, con una Converse, o con cualquier fashion iCrap. Lo del TLC viene a colación, como ejemplo, pero no es para abrir una nueva discusión de si es bueno o malo, feo o bonito.

Divagación. Costa Rica debe avanzar en la cadena de valor, de manera que nos libremos de las corporaciones y avancemos en un desarrollo sostenible. Esto se traduce en tres cosas: investigación, ciencia, y educación. Sin esos tres pilares vamos a seguir siendo, en palabras de Jules, un "potrero con Internet" o en palabras de Alejandro "ciervos menguados que trabajaran de por vida en una zona franca".

Punto y aparte. Arias no es el diablo, tampoco un ángel. No estoy de acuerdo con él en muchas cosas, y es mi fiel convicción que debe surgir una oposición fuerte y digna a Liberación Nacional; espero un partido con raíces socialdemócratas digno de mentar el nombre de Pepe Figueres; un auténtico partido centro-izquierdista. Sin embargo, ser rebelde por ser rebelde no siempre es la panacea a los problemas. Votar por un partido solo porque todos los apoyan, tampoco. La reducción de los problemas nacionales a la corrupción es miope, cuando de antemano sabemos que en este país desde el porteador, oficial de tránsito, peatón, mercader, político, policía, ladrón, entre todos, somos los colores del abanico de corrupción. ¿En qué cambiaría eso el partido gobernante, cualquiera que sea? Es el PLN el nido de corrupción, algo así como el "Salón del Mal" o simplemente un espejo de la realidad nacional que nos duele admitir?

Mi punto. Yo voté por Laura Chinchilla. No quiero ser visto como un ignorante o un cerdo sin sentimientos solo porque la moda es otra. Razoné mi voto hasta el cansancio, y aunque quería votar por una oposición fuerte y darle mi voto a un nuevo contendiente político que madure en la socialdemocracia, me quedaron debiendo el candidato. Votar por Ottón, solo por no votar por los "Arias" no era para mí. Ottón y su doble discurso, su "no-ísmo" y falta de consenso, estrafalarias ideas de impuestos y seguridad alimentaria no eran para mí. Muchos me dijeron "la asamblea lo tendrá a raya". ¿Para qué? ¿Queremos un gobierno Pacheco 2.0 dónde nada caminaba por austeridad y atascamiento? Yo no voto por modas, y estoy seguro que muchos de los que votaron por Ottón tampoco. Estoy convencido que muchos pensaron el voto, al igual que el mío aunque no estemos de acuerdo. Por esa misma razón les respeto, así como espero que se me respete y se me quite la tilde de "votante imbécil" que la juventud, mi generación, nos está poniendo a los demás jóvenes que no somos PAC-istas. Respeto a la institucionalidad, a la presidente, a los ex-candidatos y su dignidad, y a los votantes que sí pensamos el voto (indistintamente del candidato).

Mi verdadero punto. Felicito a los que votaron por Ottón, Laura, Otto, Pezhombre, "You-name-it" y lo hicieron a conciencia. Los votantes huecos están en todo lado, no concentrados en un 90% con Laura. Aún si no estoy de acuerdo con ustedes, el cambio empieza en nosotros. En este país, tendremos líderes ejemplares cuando empecemos por cambiarnos a nosotros mismos. Empecemos por respetar las divergencias de criterio, que estoy seguro, enriquecen la democracia, y son fundamentales en la ciencia de la política, como ciencia que es. Esto implica, “enseñemos a aprender” de política a nuestros compatriotas, no los adoctrinemos ni nos arrojemos el don de la omnisciencia.

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